KRISTINE OPOLAIS
Teatro Colon
Sábado 30 de octubre de 2021
Escribe: Roberto Falcone
Fotos: Máximo Parpagnoli
La soprano letona Kristine Opolais, es una de las cantantes más destacadas de la actualidad, a la que bien le cabe la definición de “cantante - actriz”, con el que se la presenta en su curriculum.
Muy expresiva e intensa en su interpretación, logró convencer escénicamente en cada aria que ofreció en su recital en el Teatro Colon.
Claro que, como vemos frecuentemente en estos tiempos, esa misma intensidad dramática que expresa con sus gestos y movimientos, no condicen con el instrumento vocal requerido para interpretarlas.
La voz de Opolais, no es una gran voz. Aunque bella, no es una voz dramática ni con el volumen suficiente para encarar el repertorio que propuso y es por eso, que hay un marcado desbalance entre su actitud corporal y su canto. Lo que sobra en su actitud, falta en su voz.
Hay que reconocer, que fue novedosa la manera de presentarse en escena. Entra al escenario cuando ya el pianista acompañante arranca con la introducción musical del aria que va a interpretar. Entra en escena el personaje, no la intérprete, no la soprano con nombre y apellido.
El comienzo fue un poco titubeante, con un perceptible nerviosismo en su voz, que fue desapareciendo a lo largo de la velada ante los aplausos del público, y se fue afianzando con más entrega a lo largo del concierto.
Por lo dicho, no es de extrañar que sus mejores momentos estuvieran en las arias más líricas, como la “canción a la luna” de Rusalka de Dvorak y “O mio babbino caro” del Gianni Schicchi, de Puccini, que ofreciera en los bises.
Algo le sucedió interpretando “vissi d’arte” de Tosca de Puccini, que cantó inexplicablemente de espaldas a público y que terminó con un agudo corto y tirante.
También fue interesante su interpretación de la escena de Desdemona (Canción del sauce y Ave Maria), del Otello verdiano. También incluyo “L’altra notte in fondo al mare”, del Mefistofele, de Boito , en la que se pudo apreciar concretamente, las virtudes y falencias de la cantante.
El resto del repertorio interpretado comprende las dos arias de Adriana Lecouvreur de Cilea; “Ebben?, ne andro lontana” de La Wally de Catalani; “Un bel di vedremo” de Madama Butterfly de Puccini; y como bis final “Sola, perduta, abbandonata”, de Manon Lescaut de Puccini, en la que expuso todos los reparos que comentamos.
Mención especial para el pianista acompañante, Marcelo Ayub, quien es también Maestro preparador, en el Teatro Colon, e interpretó estupendamente, como solista, los arreglos de Liszt para la “Muerte de amor” del Tristan e Isolda de Wagner y el “Intermezzo” de la Manon Lescaut de Puccini.
Como conclusión se puede decir que la “cantante - actriz” Kristine Opolais, podría cambiar esa definición por la de “actriz - cantante” ya que deslumbra más como actriz que como cantante.