Nadine Sierra: voz, ímpetu y técnica.
Teatro Colón
Sábado 23 de Julio de 2022
Escribe: Alejandro A. Domínguez Benavides
Fotografías: Prensa Teatro Colón/Arnaldo Colombaroli
Nadine Sierra, soprano
Kamal Khan, piano
Programa:
Charles Gounod: "Je veux vivre", de "Romeo y Julieta"
Gioacchino Rossini: "Arpa gentil che fida", de "El viaje a Reims"
Richard Strauss: "Allerseelen"
"Ständchen"
"Morgen"
"Wiegenlied"
"Cäcilie"
Giuseppe Verdi: "È strano....sempre libera", de "La traviata"
Gustave Charpentier: "Depuis le jour", de "Luise"
Joaquín Turina: Homenaje a Lope de Vega
I "Cuando tan hermosa os miro"
II "Si con mis deseos"
III "Al val de Fuente Ovejuna"
Leonard Bernstein:"I feel pretty" y "Somewhere", de "West Side Story"
Heitor Villa-Lobos: "MelodÍa Sentimental"
Ernani Braga: "Engenho Novo"
Gerónimo Giménez: "Me llaman la primorosa", de "El barbero de Sevilla"
CALIFICACION: MUY BUENO
Los artistas elegidos para Ciclo Grandes Interpretes tienen los aplausos asegurados pueden aparecer como Sondra Radvanovsky el 5 de julio con una tableta en el escenario -que supuestamente no funcionaba por problemas de WiFi- y gesticular encontrando la complicidad del público o como en el caso de Nadine Sierra ofrecer un programa en el papel y cambiarlo en el escenario. Quiénes esperábamos escuchar el aria de Norina Quel guardo il cavaliere de la ópera Don Pasquale de Gaetano Donizetti nos tuvimos que contentar con la arietta Je veux vivre de la ópera Romeo et Juliette de Charles Gounod.
Sinceramente la actitud nos molestó, lo sentimos como una falta de respeto. No obstante, cuando con ímpetu arrollador, Sierra comenzó a cantar nos hizo olvidar el enojo pasajero y disfrutamos de una versión interpretada con gracia, simpatía y soltura. Nos convenció que estábamos frente a Juliette confesándole a su nodriza que quiere vivir y que la embriaguez de la juventud no durará para siempre.
La soprano estadounidense logró una interpretación convincente, no solo reafirmó que quería vivir -como el personaje de Shakespeare- sino cantar y cantar bien: con voz potente, cristalina y agudos precisos que desde el comienzo presagiaron un muy buen desempeño en casi todo el repertorio interpretado. Sobre todo, en Arpa gentil que fida donde demostró sus dotes de belcantista: legato impecable, amplio registro vocal -se pudo apreciar un buen passaggio- y una bellísima coloratura, rica en armónicos y enorme variedad dinámica.
Asimismo demostró una interesante versatilidad estilística con Estrano…sempre libera se transformó en una Traviata con todas la cualidades que debe reunir una soprano verdiana. Sin embargo, en las canciones de Richard Strauss advertimos algunos desajustes expresivos, no técnicos, donde la profundidad poética se tradujo en algo superficial.
En la segunda parte de la presentación suprimió los madrigales amatorios de Joaquín Rodrigo y comenzó con Despuis le jour de Charpentier, allí intentó una sobria actuación, malograda por esa parte del público que aplaude a destiempo y demuestra, a su vez, un manifiesto desconocimiento de las obras.
Esta actitud de los aplaudidores compulsivos provocó que en el Homenaje a Lope de Vega de Joaquín Turina, la cantante olvido la letra y tuvo que correr hacia el piano para ver la partitura y comenzar de nuevo.
En las obras de Berstein, Villa Lobos y Braga su voz lució con naturalidad y fluidez. Para el final exhumó la polonesa Me llaman la primorosa de la zarzuela El barbero de Sevilla donde descolló como soprano lírico-ligera.
Fuera de programa ofreció: "Sì, mi chiamano Mimi", "Stranger in Paradise", del musical "Kismet" (1953), de Robert Wright y George Forrest, basado en musica de Borodin, "La rosa y el sauce", de Guastavino y la saturadora y reiterativa "O mio babbino caro".
El Ciclo Grandes Interpretes salió airoso una vez más, en lo que va del año, y permite que apénas nos acerquemos a los artistas que desearíamos ver en una opera para poder apreciarlos más allá de lo que pueden ofrecer en un recital.
Sin lugar a dudas Nadine Sierra demostró un enorme trabajo y talento junto al maestro (indio-estadounidense) Kamal Khan, reconocido director que ha actuado en los principales teatros del mundo, y que durante esa noche lo vimos disfrutar plenamente en el piano cumpliendo la tarea de celoso acompañante.