Buenos intérpretes en busca de una puesta en escena
“Los Pescadores de Perlas” en el Colón
Teatro Colón
Jueves 27 de octubre de 2022
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Arnaldo Colombaroli, Máximo Parpagnoli
“Los Pescadores de Perlas”, de Georges Bizet
Libreto: Eugène Cormon y Michel Carré
Elenco:
Hasmik Torosyan, Dmitry Korchak, Gustavo Feulien y Fernando Radó.
Coro Estable del Teatro Colón
Director del Coro: Miguel Fabián Martínez
Orquesta Estable del Teatro Colón
Iluminación: José Luis Fiorruccio
Video: Carolina Jacewic
Escenografía: Luigi Scoglio
Vestuario: Mini Zuccheri
Coreografía: Diana Theocharidis
Régie: Michal Znanieck
Dirección musical: Ramón Tebar
Por fin, el Teatro Colón repuso "Los Pescadores de Perlas", cuya última representación en esa sala había sido en 1913, en italiano. Se la había programado para la temporada 2020 pero los acontecimientos en ocasión del COVID no lo permitieron.
Georges Bizet, compositor muy talentoso, la creó cuando tenía veinticuatro años y con libreto de Eugène Cormon y Michel Carré, se estrenó en el Théâtre-Lyrique de París en 1863.
Esta versión contó con un buen elenco, en términos generales pero con una puesta en escena casi inexistente, dado que no contribuyó a la historia que la obra relata.
Sin duda, la mejor interpretación de la noche vino del tenor ruso Dmitry Korchak, debutante en nuestro medio. Exhibió una técnica impecable, estilo, completo dominio de la tessitura, fraseo delicado y un manejo del fiato que le permitió ir del forte al pianissimo, aún en las notas más agudas. También fue convincente en la faz actoral y su aria “Je crois entendre encore” fue vertida con una cualidad de ensueño, con sus largas líneas flotando en la sala y los agudos sostenidos con facilidad. El efecto fue hermoso y arrancó el mayor aplauso de la noche.
En tanto, la soprano armenia Hasmik Torosyan como Leila, mostró timbre cristalino, emisión aterciopelada, nunca forzada y buen manejo del legato. Si bien la vocalidad del personaje parece exigirle un mayor peso, la inteligencia de la intérprete supo encontrar en las medias voces y en los filados, terreno suficiente para abordar el personaje con adecuada calidad. Sus mejores momentos fueron su aria "Comme autrefois" y el dúo con Nadir "Ton coeur n’a pas compris le mien", momentos que el público aplaudió con entusiamo.
El barítono Gustavo Feulien mostró entrega en el rol de Zurga, pero su rendimiento vocal fue desparejo.
En tanto, el bajo Fernando Radó encarnó el personaje de Nourabad con gran autoridad vocal y escénica.
El Coro Estable realizó una excelente labor, bajo la dirección de Miguel Fabián Martínez, adecuandose sin quiebras, a los diferentes temperamentos de sus intervenciones.
La Orquesta Estable, con la batuta del director valenciano Ramón Tebar, realizó una actuación descollante, aportando planos sonoros equilibrados, perfecto entendimiento entre escenario y foso, lirismo y brillo a las escenas que lo requerían.
Si algo se pudiera destacar de la casi inexistente puesta en escena a cargo de Michal Znaniecki, podría ser los videos de Karolina Jacewicz que aunque excesivos, resultaron logrados en algunos momentos y la coreografía de Diana Theocharidis. La marcación escénica fue casi nula, la iluminación y la escenografía, escasas, el vestuario, heterogéneo y la concepción en general, nada tuvo que ver con la temática de la ópera.
Hay que destacar, sin embargo, que el Teatro Colón haya hecho la reposición de una obra que si bien está presente en los escenarios mundiales, no lo ha estado en nuestro primer coliseo y que constituye desde el punto de vista de programación, un acto de "originalidad" y de reconocimiento que existe un repertorio amplio valiosísimo, en el cual incursionar y poder salir de los títulos que con tanta frecuencia se repiten. Un teatro lleno y las ovaciones al finalizar la función, validan este concepto.
CALIFICACION: MUY BUENO