COSÌ FAN TUTTE en Montevideo
Auditorio Nacional del Sodre
Viernes 18 de Noviembre de 2022
Escribe: Ricardo Mandel (Por Siempre Coloneros)
COSÌ FAN TUTTE, ópera con música de W.A.Mozart, con libreto de Lorenzo da Ponte
Orquesta Sinfónica Nacional del Sodre
Coro Nacional del Sodre. Esteban Louise, director
Dirección Musical: José Arean (México)
Dirección Escénica: Marcelo Lombardero
Elenco:
Fiordiligi: Maria Virginia Savastano (Soprano)
Dorabella: María Florencia Machado (Mezzosoprano)
Ferrando: Santiago Agustin Martinez (Tenor)
Guglielmo: Santiago Garcia (Barítono)
Despina: Sofia Mara (Soprano)
Don Alfonso: Fernando Barabino (Barítono)
Asistente dirección escénica y stage manager: Mercedes Marmorek
Maestros preparadores: Martín Troche y Mariana Airaudo
Maestros internos: Marianieves Sánchez y Germán Barboza
Actores: Martina Passeggi, Nahuel Venanzetti, Victoria Beltrán, Sabrina Reinoso, Pablo Muñoz, Abril Díaz, Verónica Hernández, Ismael Giacosa, Eryk Biernaki y Nazarena Porto
Diseño de escenografía: Diego Siliano
Diseño de iluminación: Horacio Efron
Diseño de vestuario: Luciana Gutman
Producción general: Auditorio Nacional Adela Reta
Realización escenográfica y de vestuario: Talleres del Auditorio Nacional Adela Reta
Realización de visuales: Miguel Grompone
Sobretitulado: Giselle Cazes
Audiodescripción: Andrea Giménez
Asesoría en Accesibilidad: Álvaro Ganduglia
«En esta obra, específicamente, para mí queda claro que no existe el arte inocente. El arte siempre está atravesado por su entorno social y cultural” subraya Marcelo Lombardero director de escena de esta nueva producción operística a cargo de una institución cultural oficial que renueva año a año sus credenciales con presentaciones de alto nivel artístico.
“Esta es una de las grandes comedias musicales de Mozart que claramente tiene un significado de época, que para nosotros en estos años es bastante confuso. El enunciado del título ya era políticamente incorrecto en época de Mozart y Da Ponte. ¿Por qué hacer una obra con estos elementos de misoginia? Para esto nos sirven los clásicos: para ver desde el pasado cómo hoy nos vemos en el presente.
Con esta producción original, intentamos mirar esta historia desde otro lugar, para que nuestros contemporáneos la puedan comprender. Subrayamos algunas cosas y reflexionamos sobre otras; siempre teniendo en cuenta que hablamos de una comedia. La comedia y el humor nos sirven generalmente para decir cosas que tal vez en la seriedad no se pueden decir», concluye Lombardero en su comentario a las notas del programa de mano del Auditorio del Sodre.
En esta ocasión, uno de los títulos mozartianos favoritos del público está cuidadosamente ambientado en los años ’70 en alguna ciudad costera que bien podría ser la propia Montevideo, aunque en realidad se trata de un set de televisión para el cual se está grabando la obra. La transposición temporal, no solo se adapta con mucho ingenio al texto, sino que aporta abundantes notas de humor muy bien recibidas por el público, haciendo muy llevaderas las casi tres horas de espectáculo. Contribuyen a este logro la adecuada iluminación de Horacio Efron, la escenografía funcional de Diego Siliano siempre complementada con acertadas proyecciones de video y los maravillosos vestuarios de Luciana Gutman realizados en forma íntegra por los talleres de la casa. Es de destacar una vez más el trabajo sincronizado de este equipo consolidado de artistas asociado en torno a la figura de Marcelo Lombardero, uno de los directores de escena más talentoso que ha dado la Argentina, y que merece ser programado con mayor frecuencia en nuestros escenarios.
La orquesta Sinfónica Nacional del Sodre, integrada en su mayor parte por jóvenes sonó muy bien aunque con ligeros desajustes sobre todo en el campo de las dinámicas. El maestro mexicano José Areán -debutante en el Uruguay-, logró un balance casi perfecto entre foso y escenario, interpretando un Mozart totalmente en estilo para el disfrute de los presentes, desempeño que fue debidamente reconocido por la audiencia tanto al final de la bellísima obertura (ver video) como en los saludos finales tras la función.
Yendo a las voces, el elenco contó con seis experimentados artistas de ambas márgenes del Río de la Plata. El veterano barítono y pedagogo uruguayo Fernando Barabino, conocido para el público del Colón por sus roles verdianos en la década del ’80 del siglo pasado, lleva adelante con dignidad y poderosa presencia escénica su primera incursión mozartiana con el rol de Don Alfonso. Sofía Mara despliega con gracia e histrionismo el personaje de Despina, partícipe necesario de las intrigas de aquel.
El tenor argentino Santiago Martinez llevó delante de manera más que satisfactoria el rol de Ferrando, haciendo gala una vez más de su poderosa voz y calidad actoral, mientras que el barítono oriental Santiago García desempeño con corrección su parte como Guglielmo. Ambos tuvieron sus mejores momentos sobre el final del Acto 1, con su desopilante aparición disfrazados de “turcos”, en este caso luciendo pelucas de largas melenas y unos coloridos trajes de estética entre hippy y disco, acaso las piezas de vestuario más logradas de la noche.
Párrafo aparte para las hermanas. Garantía de buen canto y refinada presencia escénica en todos y cada uno de los muchos roles en que tuvimos el gusto de escucharla, la mezzo rosarina Florencia Machado volvió a hacer gala de sus excelentes recursos vocales y escénicos que propone el personaje de Dorabella, la hermana que sucumbe en primer término a los encantos del extraño seductor. Debutante en el rol, María Virginia Savastano deslumbró en todas y cada una de sus intervenciones como Fiordiligi, desde su propia entrada en el duo “Ah, guarda, sorella” llegando a su cénit interpretativo en su aria “Come scoglio immoto resta” muy aplaudida por el público.
En resumen, otra destacada producción del Sodre que vuelve a poner su capacidad de llevar a buen puerto los emprendimientos escénicos más desafiantes, con una prolija selección de talentosos intérpretes y creadores en la mayoría de los casos de nuestra región, y un trabajo serio de orquestación de todos los medios propios de producción, que ponen a esta institución señera del arte uruguayo a la altura de las mejores salas.