Progresivo retorno a la normalidad
BALANCE DE LA TEMPORADA LÍRICA
Sábado 17 de diciembre de 2022
Escribe: Carlos Ernesto Ure
Superado el bienio de peste y crisis sanitaria universal, la actividad operística se fue recuperando en todas las latitudes, hasta alcanzar su ritmo normal pre-pandemia. No ocurrió exactamente lo mismo en nuestro país, ya que por falta de miradas de mayor alcance o debido a dificultades económicas, si bien tuvimos algunos espectáculos por cierto de muy alto rango (diríamos, cinco estrellas), el número de títulos resultó llamativamente escaso. El Colón programó sólo siete funciones de abono: en 1920 se hacían 24; en 1949, 17 (el promedio aceptable actualmente para el coliseo de la calle Libertad es de no menos de doce).
Muy poco
De entre los eventos de elevada jerarquía internacional producidos por nuestra máxima sala, corresponde destacar la presencia estelar de Javier Camarena, quién protagonizó un suceso insólito: bises a telón abierto de “Una furtiva lacrima”. Junto al gran tenor mejicano, de agudos fáciles y metal sedoso estuvieron en “L’Elisir d’Amore” esa gran figura del canto que es Ambrogio Maestri, y en su debut en nuestro medio la joven y promisoria soprano lírico-ligera estadounidense Nadine Sierra, de registro diamantino.
Objetada durante los últimos meses por cuestiones políticas, la célebre soprano rusa Anna Netrebko finalmente vino a la Argentina para intervenir en tres de las diez funciones de “Tosca”, guarismo absolutamente encomiable, más todavía si se piensa que en todas ellas hubo entradas totalmente agotadas, lo que habla muy favorablemente del nivel cultural medio de nuestro cuerpo social. Yusif Eyvazov y Marcelo Puente, dos sólidos tenores alternaron en el papel de Cavaradossi al tiempo que Zeljco Lucic, barítono serbio de extensa actuación internacional, encarnó a Scarpia con recio dramatismo, también en su primera aparición en el Colón, todo con el marco de una magnífica producción (Roberto Oswald y Aníbal Lápiz).
La tercera figura cuya labor rayó a muy encumbrado nivel fue Piotr Beczala, si se quiere junto con Jonas Kaufmann uno de los dos tenores lírico-spinto más importantes del mundo. Desenvuelto, infatigable, el cantante polaco brindó un recital inusual para estos tiempos: abordó sin descansos ni pausas, siempre con voz de llamativa entereza, conocidas arias de Verdi, Puccini, Tchaikovski, Gounod con categoría realmente mayúscula.
Ni Roberto Alagna ni un veterano Plácido Domingo fueron demasiado convincentes en sus presentaciones, a diferencia de la mezzo checa Magdalena Kozená, la soprano norteamericana Sondra Radvanovsky y su colega letona Kristine Opolais, todas intérpretes de recitales de relevante calidad.
La reposición de “El Cónsul”, obra pasada de moda, no se justificó; “La Bohème”, en la apertura, pasó sin pena ni gloria, al igual vocalmente que “Nabucco”, que lució no obstante bella y acertada “régie” diseñada por el trentino Stefano Poda. Por “El Castillo de Barbazul” y los “Siete Pecados Capitales”, espectáculo del que se hizo cargo en su totalidad con una empresa propia el nuevo director musical del teatro, el británico Jan-Latham Koenig y careció de todo relieve, el Colón le pagó u$s 195 000 (Resolución Conjunta N° 349 MHFGC/22 Expediente Electrónico No EE- 2022- 25694515-GCABA-DGTALEATC).
En cuanto a “Los Pescadores de Perlas”, cabe apuntar que su regreso después de ciento nueve años (tal cual) exhibió un notorio contraste entre los aspectos musicales, de sello brillante (el excelente tenor ruso Dmitry Korchak, la exquisita soprano armenia Hasmik Torosyan y el maestro Ramón Tebar) y una puesta realmente desvariada, que corrió por cuenta del polonés Michal Znaniecki.
En otras salas
En lo que hace al quehacer privado, siempre meritorio, Juventus Lyrica reapareció con una lograda “Carmen” en el Avenida, donde también se ofreció “Norma”, con la presencia dominante de Haydée Dabusti.
En el interior, retomó asimismo su labor el teatro “El Círculo”, de Rosario, con “Tosca” (Daniela Tabernig, Gustavo López Manzitti), y estuvo prevista “Aida” (Mónica Ferracani, Enrique Folger, Mario Perusso). En La Plata, el Argentino, uno de los recintos líricos más grandes de la América hispano-lusa, continuó pagando sueldos todos los meses a su personal y cuerpos estables. Ahora, de representaciones operísticas: Nada. O casi nada (una versión para niños de “El Barbero de Sevilla”). Nadie se preocupó demasiado por poner fin a este deplorable estado de cosas. Ni el gobierno actual. Ni el anterior.
Carlos Ernesto Ure