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Joyce Di Donato, en el tercer concierto del Mozarteum

 

                 Una buena voz en medio de un show con luces rutilantes

Teatro Colón
Lunes 5 de agosto de 2024 

Escribe: Alejandro A. Domínguez Benavides
Fotos: Liliana Morsia para el Mozarteum Argentino

 

“Edén”
Intérpretes:
Joyce DiDonato, mezzosoprano 
- “Il Pomo d’Oro  Director: Edson Scheid
Programa: Obras de Charles Ives, Rachel Portman, Marco Uccellini,  Marini, Josef Myvečeslik, Giovanni Valentini, Francesco Cavalli, Georg Friedrich Händel, Christoph Willibald Gluck y Gustav Mahler.                       
Iluminación: John Torres
Dirección escénica: Marie Lambert-Le-Bihan.


Calificación: Bueno
La temporada operística del Teatro Colón se recordará -hasta ahora- más que nada por las reposiciones y la malograda Carmen de Beito. Sin la visita de figuras de peso internacional la actuación de Joyce Di Donato, gracias al Mozarteum argentino es bienvenida y siempre se convierte en un acontecimiento.


Si bien, en esta ocasión con su espectáculo Edén no presentó grandes sorpresas. Repitió un show que viene realizando sobre la base del disco homónimo que vio la luz en 2022 y que puede escucharse sin problemas en Spotify. Una serie de piezas que tienen un vínculo más o menos estrecho con la noción de naturaleza, un programa temático más que musical, que da lugar a extrañas colisiones entre mundos musicales muy diferentes.


Edén, en definitiva, se ha convertido en la banda sonora de una serie de conciertos/actuaciones a ambos lados del Atlántico que han ocupado a Miss Di Donato, desde Bruselas, pocos días después de la edición del disco, hasta Washington, Londres, Irlanda Alemania Austria y cerca de veinte países más.


En la línea de War & Peace , hace cinco años, un concierto-evento escenificado, con bailarina, maquillaje (un poco kitsch), músicos en escena, Di Donato concibió un proyecto “uniendo música, teatro y educación”. para afrontar las cuestiones de nuestra conexión individual con la naturaleza.
“Cada día que pasa”, escribe Joyce DiDonato , “confío cada vez más en el equilibrio perfecto, el asombroso misterio y la fuerza guía del mundo natural que nos rodea, en todo lo que la Madre Naturaleza tiene para aprender. Edén es una invitación a regresar a nuestras raíces y explorar si nos conectamos lo más profundamente posible con la esencia pura de nuestro ser, para crear un nuevo Edén desde dentro y plantar semillas de esperanza para la vida.” ¿Quién puede estar en contra? Sin embargo, su reclamo trascendente, pero a esta altura muy poco original.  Sin embargo, podemos apostar que los espectadores disfrutaron y se llevaron un sonoro recuerdo de una velada memorable.


Empezando por el primer tema, donde la voz de la mezzo estadounidense sustituye a la trompeta habitualmente requerida en The Unanswered Question, de Charles Ives. Atmósfera de Sleepy Hollow , noche sin luna y crimen en el páramo, muy, muy extraño, deslicemos sobre este objeto musical bastante tenso (y con entonación aleatoria, nos parece).


Después brindó con una bonita melodía, elegante y luminosa, una canción de comedia muy musical , con un texto de Gene Scheer, The First Morning of the World , que sugiere imágenes de un amanecer en una orilla, o de prados agitados por el viento en Una luz de asunción, encargada por Joyce DiDonato a Rachel Portman, una compositora británica que ha trabajado extensamente para el cine ( Emma , La duquesa , Oliver Twist ) y debidamente premiada.


La época barroca se manifestó en forma de una canción a voce sola de Biagio Marini, “Con le stelle in ciel che mai”, acompañada de tiorba y viola da gamba, un aria de Cavalli extraída de La Calisto , “Piante ombrose”. ”, y una hermosa aria de Handel extraída de Teodora , “As  with rosy steps the morn”, todo cantado con sencillez, intimidad, limpidez, sinceridad y un toque de habilidad (porque ¿cómo resistirse?)


De la época clásica, a un ritmo rápido (único en su tipo, todo el programa es decididamente contemplativo), el aria de Josef Mysleveček “Toglierò le sponde al mare” hace escuchar a DiDonato en una coloratura vehemente, y otros trinos y trinos, sobre el todo el espectro de una voz siempre homogénea y con una brillantez que no es la menor de sus cualidades.


Esta igualdad de emisión, estos bajos carnosos, este fraseo aterciopelado, este arte de decir, de habitar un texto tanto como cantarlo, los encontraremos en su máximo esplendor en el recitativo y el aria ¡“Misera, Dove son!… ¡Ah! Non io che parlo…” extracto de Ezio de Gluck, oscilando entre la introspección y la furia, en perfecta fusión con la dirección a la vez ardiente y precisa, atenta y fogosa de Edson Scheid -concertino y violín solista- al frente de Il Pomo d'Oro .


Y este especialista barroco estará al unísono con la cantante en los dos Rückert-Lieder de Mahler . “Ich atmet' einen linden Duft”, con una línea soberbia, muestra la  melodista sensible y muy interior que es DiDonato, el dominio de un aliento que parece infinito y una gran economía de medios (flauta, cuerdas y trompas en un sutil trenzado). ) y “Ich bin der Welt abhangen gekommen” (en amistad con los instrumentos de viento, en particular el corno inglés), este último Lied es particularmente bellísimo, el vibrato se tradujo en  emoción vibrante, con medios tonos maravillosos y una languidez del tempo con ternura inefable.


A este programa se añaden temas instrumentales, impecablemente traducidos por Edson Scheid e Il Pomo d'Oro, en particular la intrigante Sonata enharmónica de Giovanni Valentini (Venecia 1582-Viena 1649) que oscila constantemente entre sol menor y si menor y la vigorosa “Danza de los espectros y las furias” de Orfeo ed Euridice de Gluck .


El esfuerzo músico y vocal tuvo, a pesar de la incordiosa iluminación, momentos de opacidad. La puesta no pareció demasiada acertada. La entrada de Di Donato desde el fondo en medio de la oscuridad de la sala, los bordes del escenario iluminados con luces de dudoso gusto, los equipos de luminotecnia como torres negras invadiendo el escenario, el espacio circular desde donde canto, los círculos que fue construyendo -todo un desafío que dejamos librado a los semiólogos teatrales-, la tentación populista de tomar el micrófono y en italñol hacer comentarios  plagados de lugares comunes - la cantante se siente una mensajera del Cosmos, nos dejó un pequeño circulo similar a su CD con semillas…-, la aparición del Coro de Niños del Teatro Colón acompañó a Di Donato y entonaron juntos  el Himno del Proyecto EDEN, “Semillas de Esperanza” -faltó que cantaran We are de world- bueno uno de los pequeños cantores anunció que interpretarían una canción antigua, se podría esperar que hicieran la Milonga del árbol de Williams o Bonita rama de sauce de Guastavino, pues no, la antigüedad musical argentina era El jardinero de María Elena Walsh. En fin…


Con autoridad y simpatía, Di Donato, cuando concluyeron, les dijo que ella sí iba a cantar una canción más vieja y se despidió con “Ombra mai fu”, un extracto del Serse de Handel, de gran belleza, que seguramente, acompañará al oyente durante mucho tiempo y lo dejará en un estado de ánimo meditativo. Eso es lo que hacen los bises, cuando están bien elegidos, ¿verdad?

 

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